Sport e meditazione. Lo stato di flow - Fontana Editore

Deporte y meditación. El estado de flujo.

Alessandro Rusticelli

Es sabido que la práctica de la meditación produce un cambio estable en la percepción de la realidad. A medida que nuestra consciencia se expande, somos capaces de percibir aspectos más sutiles de la experiencia y, gradualmente, la sensación de separación entre nosotros y el resto del mundo se debilita. En la meditación, cuando estamos sintonizados con el silencioso trasfondo de la consciencia, seguimos manteniendo —aunque de forma leve— una percepción dualista de la realidad. En otras palabras, todavía existe una distinción entre el yo y el no-yo. Sin embargo, puede ocurrir que en algunos momentos este residuo de consciencia ordinaria desaparezca repentinamente, permitiéndonos percibir la verdadera naturaleza de las cosas, el vacío del que hablaba el filósofo budista Nagarjuna (en la imagen de abajo).

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Sin embargo, en el mundo moderno, no muchos tienen el tiempo y la paciencia para dedicarse a la meditación, y en sus momentos libres muchos prefieren relajarse haciendo deporte. ¿Pero es posible conciliar ambas necesidades? ¿Puede una actividad física convertirse en una forma de meditación? Pues sí, si sabemos cómo hacerlo.

Generalmente se piensa que la meditación es una práctica estática, que se realiza sentado sobre un cojín, en el silencio de un retiro o en la propia casa. En realidad, en la tradición budista, pero también en otras religiones orientales como el hinduismo o el taoísmo, existen formas dinámicas de meditación. En los monasterios Theravada, por ejemplo, se practica la caminata consciente, un tipo de meditación en movimiento, que los monjes alternan con la técnica tradicional para "desentumecer los huesos" y favorecer la circulación. En el taoísmo, esta función la cumple el Tai Chi, un conjunto de movimientos que en el pasado servían para combatir y que, una vez obsoletos, se recogieron en coreografías (formas) que las personas pueden utilizar para mantenerse en forma y desarrollar la consciencia. Al ejecutar los movimientos lentos y armoniosos del Tai Chi, la mente se concentra en el momento presente, dejando de lado cualquier otra ocupación. De esta manera, el individuo logra entrar en un estado mental de profunda calma, sintiéndose en armonía con lo que le rodea.

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El primero en observar fenómenos de este tipo en condiciones controladas y repetibles fue, en la década de 1970, Mihaly Csikszentmihalyi . Este psicólogo de origen húngaro describió el estado de flujo , un fenómeno nuevo para la ciencia occidental, que siempre había dado poca importancia al estudio de los estados "alterados" de conciencia, especialmente aquellos no relacionados con fenómenos patológicos. El flujo es una condición mental temporal en la que el individuo está completamente inmerso en el presente. Este estado se describe a menudo como una experiencia placentera, en la que se tiene la sensación de ser uno con la realidad circundante y de tener el control total sobre uno mismo. Los antiguos maestros Zen habían observado este fenómeno y lo llamaban Mu-shin , o no-mente, para enfatizar la ausencia de pensamiento y la profunda sintonía con el entorno. Hoy en día, muchos entrenadores deportivos intentan inducir este estado en sus pupilos, conscientes de que en el flujo la concentración mejora junto con la capacidad de responder a los estímulos externos, aumentando las posibilidades de victoria.

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Lo interesante del estado de flujo es que comparte mucho con las experiencias vividas durante la meditación, aunque sigue siendo un fenómeno circunscrito y ligado a actividades específicas. Ambos estados, de hecho, implican una profunda concentración y una notable reducción del "ruido mental", es decir, el continuo parloteo interno que caracteriza nuestras mentes. Cuando una persona entra en el flujo, está totalmente inmersa en la actividad que está realizando y se olvida de todo lo demás, incluido el paso del tiempo. Se produce, de hecho, una suspensión temporal del sentido del yo, exactamente como ocurre en la meditación, donde la atención se desvía intencionadamente del contenido de los pensamientos, que se observan de forma objetiva y sin dejarse involucrar. Es precisamente por esta razón que la experiencia de flujo se asocia a una profunda sensación de satisfacción: ella, como la meditación, nos libera de nosotros mismos, para dar espacio a la realidad del momento presente. ¿Cómo entrar en el estado de flujo durante una actividad deportiva? Aquí hay algunos pequeños consejos basados en mi experiencia personal:

  1. Es importante elegir actividades físicas que sean atractivas , preferiblemente sencillas y que se caractericen por la presencia de gestos repetitivos, pero no mecánicos. Piénsese, por ejemplo, en el tenis, el fitboxing o la ejecución de un kata en el karate.
  2. Es necesario reducir al mínimo las distracciones o minimizar las fuentes de perturbación externa, concentrándose exclusivamente en lo que se está haciendo. En este caso, el factor ambiental se vuelve determinante y se pueden utilizar algunos recursos, como la música, para hacer que el contexto sea menos perturbador.
  3. El estado de flujo se favorece con actividades que proporcionan retroalimentación inmediata , sin dejar tiempo para pensar en otra cosa. Por ejemplo, en el tenis, durante el intercambio no tenemos tiempo para detenernos a reflexionar entre un golpe y otro, y si lo hacemos, probablemente perderemos el punto. Este tipo de actividad rítmica que requiere atención continua es ideal para desencadenar el estado de flujo.
  4. Es posible favorecer la entrada en el estado de flujo con pequeños ajustes que mejoran la concentración , crean el estado de ánimo adecuado para sumergirse en la experiencia o reducen las distracciones ambientales. Uno de ellos es la música, como bien saben los atletas de competición, que antes de una carrera suelen usar auriculares mientras intentan alcanzar el estado mental adecuado. Sin embargo, si la música no está bien elegida o añade ruido a un entorno ya de por sí caótico, puede convertirse fácilmente en una fuente de distracción.


Naturalmente, existen diferencias importantes entre el flow y la meditación, y es necesario ser consciente de ellas. El primero, de hecho, es una condición ligada a una actividad específica que dura un tiempo limitado (de pocos minutos a una hora), mientras que la meditación es una técnica creada específicamente para prolongar y estabilizar las modificaciones de la conciencia que acabamos de describir. El objetivo de las técnicas meditativas es ante todo espiritual, a diferencia del flow, que puede utilizarse en muchos contextos diferentes. La Vipassana, la meditación trascendental y otras técnicas sirven para liberar al individuo del apego al Ego, a través de la comprensión profunda de la naturaleza última de la realidad.

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Aunque los objetivos sean muy diferentes,

La base psicológica y neurológica que permite estas experiencias es la misma.

Esto nos permite afirmar que el flow es una especie de "pequeña meditación" que todos podemos experimentar de vez en cuando, sin renunciar al placer del movimiento y la actividad física. Es la base de iniciativas ahora extendidas por todo el mundo como el "mindful cycling", una forma de practicar el ciclismo que está cosechando un éxito cada vez mayor y puede servir de ejemplo para otros deportes.

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