Elogio dell’eBook - Fontana Editore

Elogio del libro electrónico

Eva Maria Franchi

Quizás los nostálgicos no estarán de acuerdo con lo que voy a escribir, pero quiero dedicar un canto de amor a mi lector electrónico, a los libros electrónicos, a los iPads, a los iPods, en fin, a todos esos dispositivos electrónicos capaces de guardar libros. Que quede claro, amo todos los libros, tanto los de papel como los electrónicos, los amo más que mis joyas y mi ropa. Pero los de papel pesan mucho —lo sabe bien quien ha hecho muchas mudanzas en su vida—, ocupan espacio, se pueden perder, son perecederos, atraen polvo, ácaros, pueden provocar estornudos y alergias.


El libro electrónico, en cambio, se asemeja a la magia; me siento un poco Harry Potter cuando enciendo mi Kindle: un pequeño toque mágico y el libro se materializa como en un cuento de hadas. Los años pasan y, por desgracia, me estoy volviendo presbita, pero con otro toque mágico puedo aumentar el tamaño de la letra según mis necesidades y las gafas ya no son imprescindibles. Si no conozco el significado de una palabra, otro clic y se materializa el diccionario. Otro clic y se materializa el marcador. Y luego puedo escribir notas, subrayar las frases más bonitas y descubrir quizás que otras personas han subrayado mis mismas frases o prefieren otras diferentes.

¡Todo esto es mágico!

Mi libro electrónico está ausente pero siempre presente, listo para materializarse cuando lo desee.

Podré perder mi lector electrónico, podré romper mi teléfono móvil, pero el libro electrónico nunca lo perderé. Una vez comprado, puedo recuperarlo de mi cuenta en línea y volver a descargarlo en un nuevo dispositivo. Además, no hace falta talar árboles para hacer un libro electrónico.

En resumen, eBook, te amo. Eres ecológico, democrático, imperecedero, ligero y volátil en la forma, pero puedes ser sustancioso en el contenido.
Sé que algunos desconfían de ti.

Dicen que cualquiera puede publicar cualquier basura gracias a ti, pero eso también pasaba con el viejo libro de papel, la única diferencia es que había menos libros en circulación y más libros enviados a la basura porque solo unos pocos autores podían permitirse publicar por su cuenta. Al menos tú, mi querido eBook, seas una porquería o una obra maestra, nunca acabarás en la basura, no desperdiciarás papel innecesariamente.

Dicen que sin el filtro de una editorial "seria" no se puede garantizar la calidad, y no se dan cuenta de que hoy, en nuestra sociedad globalizada, la calidad y la novedad son opciones sobre las que pocos están dispuestos a arriesgarse a invertir en cualquier campo, no solo en el de la edición. Poco importa si se trata del autor de un libro, de un programa de televisión, de una cadena de restaurantes o de supermercados, la lógica subyacente, en la sociedad globalizada, es siempre la misma: si algo funciona en Estados Unidos, debe funcionar también en Italia, en Suecia, en Francia, en España, etc., y debe ser propuesto, por no decir "impuesto", más o menos tal cual, en todas partes del mundo. El sistema actual es reacio a dar espacio a nuevas voces y nuevas ideas, solo quiere ir sobre seguro.

Tú, mi querido eBook, representas una alternativa a esta uniformización. Tú, mi querido eBook, ofreces una oportunidad a todos los autores para que se escuche su voz y a los lectores para que elijan qué leer. De hecho, déjenme decirlo, eres realmente subversivo. Dicen que matas la cultura, pero desde que existes, muchas personas que nunca se habrían acercado a la lectura con el libro tradicional, han descubierto gracias a ti, que te materializas mágicamente en sus teléfonos móviles, el placer de leer.

Así que, gracias por existir, mi querido eBook. Te deseo larga vida y mucha suerte.

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