Locura y desarrollo espiritual: El despertar de la conciencia
Paola Marchi
Quienes cambian no son aceptados por quienes no lo hacen. Esta suposición, en mi opinión, debe tomarse muy en cuenta, ya que constituye el vínculo entre los enfoques psicológico y espiritual para abordar el complejo problema de los síntomas relacionados con el despertar de la Conciencia o el Despertar Espiritual.
La locura que caracteriza a quienes experimentan los efectos del despertar de la Conciencia es aterradora. De hecho, quienes la experimentan están tan desprevenidos como quienes no. Uno de los efectos del cambio continuo, sin duda el más peligroso de gestionar, es encontrarse en una vida que no tiene ninguna relación con la nueva forma de ser. Ver de repente los errores cometidos mientras se vive en estado hipnótico es la primera prueba a superar. La depresión resultante, que es una manifestación obvia y consecuente, no debida a una falta física de neurotransmisores, como pretende la psiquiatría, es enteramente responsabilidad del individuo que la experimenta.
La depresión es sólo la primera etapa del proceso, una etapa a la que le sigue toda una serie de efectos psicológicos y físicos muy difíciles.
En mi experiencia personal, la única que conozco y, por lo tanto, la única de la que puedo hablar libremente, el despertar de la consciencia fue consecuencia del desbloqueo de una energía que, en algunas tradiciones, se llama Kundalini. La energía Kundalini es la energía vital que todos poseemos y se representa como una serpiente dormida enroscada en la base de la columna vertebral. Existe mucha especulación sobre esta energía, y se ofrecen cursos de meditación para facilitar su despertar y su ascenso por la columna vertebral. Desafortunadamente, comprender la realidad de esta energía y su potencial de desarrollo ha llevado a muchas personas sin escrúpulos a creer que pueden convertirla en un negocio, exponiendo así a muchos necesitados a riesgos significativos.
De hecho, la energía Kundalini , si bien es una energía beneficiosa que conduce a la curación total y completa si se gestiona correctamente, también es una energía con absoluto potencial destructivo, porque es la encargada de eliminar todos los bloqueos internos que impiden al ser humano alcanzar ese estado de bienestar y equilibrio que los antiguos describían con la fórmula “mente sana en cuerpo sano” .
Hay momentos en que sería mejor dejar ciertas dinámicas internas delicadas en paz y dejar que la naturaleza siga su curso.
En algunos casos, lamentablemente poco frecuentes, esta energía Kundalini despierta por sí sola y comienza su ascenso por la columna vertebral. Esto implica la eliminación de todos los bloqueos energéticos físicos, bloqueos que surgen de diversas maneras. Carl Gustav Jung habló de "complejos psicológicos", describiéndolos como un conjunto de problemas no resueltos que se unen a nivel inconsciente, creando verdaderas "masas" de contenido que, precisamente por ser inconscientes, existen y se nutren de su inconsciencia, actuando en la sombra y gobernando la vida de quien los experimenta. Son verdaderos complejos de factores psicológicos que condicionan nuestra percepción y nuestro enfoque de la realidad.

Título: ¿Quién soy yo? -Paola Marchi
El cuerpo físico, que constituye el aspecto más obvio y burdo de la manifestación humana, refleja fielmente estas dinámicas. De ahí la somatización del síntoma (que ocurre cuando estos complejos no se han aclarado en lo más mínimo), seguida de diversos enfoques, desde los estrictamente médicos hasta los más holísticos.
El enfoque médico, como ya he dicho, busca borrar las manifestaciones del cuerpo de una forma un tanto infantil y peligrosa, como: «Ya no se ve, se ha ido». Esta es también la forma más sencilla y menos exigente de dar una respuesta, una forma que revela una profunda y peligrosa ignorancia, o una visión estrecha, de la naturaleza del ser humano y su constitución. Afortunadamente, los tiempos cambian rápidamente, y a pesar de todos los errores derivados de que estamos emergiendo hacia una nueva visión de la naturaleza humana y la vida, se están desarrollando enfoques diferentes que se ajustan mejor a lo que experimentaremos como seres humanos, suponiendo que no nos extingamos primero (lo cual es posible porque ya ha sucedido).
Los seres humanos no somos máquinas que, al romperse una pieza, la reemplazan por una nueva. Somos un conjunto orgánico de cuerpos interconectados, cada uno con su propia inteligencia y memoria. En este sentido, la experiencia de un receptor de trasplante de corazón es muy interesante. Experimentó recuerdos y sentimientos que no pertenecen a su propia vida, sino a la de la persona que, al morir, donó su corazón a otra persona para que esta pudiera seguir viviendo.
Paola Marchi















































