Io voglio vivere - Diktat contro lo Sviluppo Personale - Fontana Editore

Quiero vivir - Diktat contra el desarrollo personal

Gennaro Ponzo

“Quiero vivir” es una frase que a menudo pronuncian como grito de guerra tanto jóvenes como mayores.

Esto en sí mismo no sería un problema. Sin embargo, lamentablemente, esta frase se usa para dar significado a un aspecto muy perjudicial para quienes desean abrirse al misterio de la consciencia .

Para comprender esta afirmación, debemos recordar. Los guerreros sabían que ir al campo de batalla significaba entregarse a la muerte. Luchar, incluso con miedo, era un gran acto de valentía . Todo esto era la manifestación de la propia destreza en acción, pues el guerrero se sentía parte de la vida, parte de la inefable manifestación de lo divino en su interior .

Hoy, en lugar de guerreros y campos de batalla, se alza el héroe de la nueva era, quien se enfrenta al enemigo más grande e insidioso de nuestros tiempos. Este enemigo se llama "tú mismo" o "ego".

Quienes ignoran la consciencia utilizan la frase «quiero vivir» de forma puramente instintiva y animal, y, sobre todo, identifican «vivir» como una incitación a poseer, consumir y competir. Con un comportamiento adolescente constante, quieren demostrarse a sí mismos y al mundo a toda costa que están vivos. ¿Cómo?

Lo quieren todo ya, lo quieren poseer todo, lo quieren consumir todo y más, quieren embriagarse de experiencias, hasta la adicción, para siempre querer más. Lo consumen todo, las relaciones personales y el amor. Y, sobre todo, no son conscientes de que, al hacerlo, se consumen a sí mismos.

Estas personas adoptan una forma de actuar vampírica y, por lo tanto, una forma de ser vampírica. Un vampiro es alguien que chupa sangre, pero en este caso, chupa la vida sin saborearla. Simplemente la consumen implacablemente.

Nos encontramos ante una masa de carne que no tiene nada vital, por eso utilizan el diktat “quiero vivir”.

La vida se compone de momentos excepcionales de gran intensidad e innumerables intervalos. Sin embargo, la mayoría de la gente, al desconocer los momentos mágicos, termina viviendo solo en los intervalos. (Friedrich Nietzsche)

Lo viven como si estuvieran en el cine durante el intermedio, entre la primera y la segunda mitad. Todos intentan comer palomitas, tomar algo o ir al baño. Se siente como si estuvieran constantemente sometidos a una sucesión de tensiones sin sentido.

Nietzsche tiene razón: no podemos experimentar momentos mágicos porque no somos conscientes de nuestra propia magia.

Corremos, nos quejamos, nos consumimos y luego morimos, sin saborear el momento. Aunque, al hablar con un vampiro de nuestra época, esté convencido de estar vivo, porque, en el fondo, cree que es solo una masa de carne y nada más.

Al revisar la diferencia con el guerrero, es decir, aquel que vive con la conciencia de morir de un día para otro, la perspectiva, o más bien la experiencia, es diametralmente opuesta.

En primer lugar, no usa el "Quiero vivir" como un dictado para manifestarse al mundo. El guerrero de la consciencia lo usa dentro de sí mismo en todo momento, respetando el lado divino inherente a su propia existencia.

No le interesa mostrarle al mundo que vive, porque es consciente de ello, y eso le basta. Cuando se encuentra en el campo de batalla, actualiza su existencia, incluso a través de la muerte. La muerte no le asusta; al contrario, muere y renace a cada instante.

Quien vive en consciencia está alerta en todo momento y mantiene este estado de forma relajada, pues su atención no es producto de la actividad mental. Es como un felino listo para atacar.

Su afirmación “Quiero vivir” nace de un corazón que late con Luz, que proviene de la Llama ardiente encendida por su propio trabajo sobre sí mismo.

No necesita consumir; saborea el placer de vivir momento a momento, sin necesidad de exhibirse con adornos sociales y culturales. Simplemente vive, pues su propia experiencia forma parte del Creador, tal como fue creado.

“Quiero vivir” adquiere entonces dos significados:

  • El primero se relaciona con el grito de dolor de alguien que quiere vivir, pero no sabe cómo, perdido en las profundidades de su mente y sin un centro propio. Por ello, utiliza recursos sociales y culturales (presumir, aparecer, consumir, competir, quejarse, poseer, sobresalir, etc.) para sentirse vivo.
  • El segundo significado es universal, en el sentido de que surge de la apertura al misterio del universo. La consciencia es la presencia constante del momento, vivida con apertura, como el despliegue de la propia luz. Uno saborea su ser divino, manifestado en la vida cotidiana, al hacer, sentir, amar y sentirse en casa en cualquier lugar.
    El vampiro, deslumbrado por los embrollos sociales y culturales, no ve nada más y, especialmente cuando conoce al guerrero, lo ve como un enemigo, como lo ve como un peligro para su ego.

Quien se deja deslumbrar por los adornos sociales y culturales, cuando oye hablar de concientización y de trabajo sobre sí mismo, se ríe y cree que son sólo delirios mentales.

¿Qué separa al vampiro del guerrero?

Nada los separa, pues hay un camino entre ellos que el vampiro debe recorrer, y no quiere tomarlo. ¿Qué lo detiene?

Se siente inadecuado, prefiere sucumbir a su estado de parálisis espiritual y revolcarse en su dimensión corpórea, que cree que es la única dimensión en la que puede vivir.

¿Cuál es este camino a seguir, del cual el vampiro se retira?

Te lo advierto, quienquiera que seas. Oh, tú que deseas explorar los misterios de la naturaleza, si no encuentras dentro de ti lo que buscas, no podrás encontrarlo fuera. Si ignoras las maravillas de tu propio hogar, ¿cómo puedes esperar encontrar otras maravillas? El Tesoro de los Dioses se esconde en tu interior. Oh, hombre, conócete a ti mismo y conocerás el Universo y a los Dioses.
Oráculo de Delfos

A través del Desarrollo Personal, cualquiera puede acceder a su Ser, siempre y cuando lo desee de verdad; de lo contrario, el trabajo podría inflar su ego, generando aún más sufrimiento.

El sufrimiento se genera por el bien común, pero el neófito, que aún no ve la luz en su interior, empieza a temerlo y se retrae, encerrándose en sí mismo como un erizo. No quiere sentir el sufrimiento, que, en cambio, resulta ser un buen caballo para cabalgar por el camino que conduce a la transformación.

No hay alternativa a sacar las serpientes del pozo; hay que meter la mano y sacarlas una a una. Solo entonces se podrá vaciar el pozo y abrir un nuevo espacio para encender tu fuego y comenzar la expansión de tu Luz.

Con el Manual de Desarrollo Personal, he marcado un hito en mi camino: comenzar a compartir información útil para quienes desean emprender un camino de autoconocimiento. A través del Autocuidado, uno puede abrirse a su propia Conciencia.

Por autocuidado, me refiero a toda una serie de acciones que involucran el propio ser: respiración, atención, movimiento corporal, imaginación creativa y un estado de fluidez. Aprender a usar nuestros recursos humanos (que son muchos) para sentir la energía vital que fluye en nuestro interior.

Gennaro Ponzo

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