Per una nuova epistemologia - Fontana Editore

Por una nueva epistemología

Leonardo Anfolsi

En el poema "La caza del Snark" , Lewis Carroll describe un tipo muy particular de búsqueda del tesoro: una tripulación heterogénea y compuesta se propone capturar a un ser misterioso y terrible sobre el que no se sabe nada excepto información fragmentaria y contradictoria.

El Snualo, un misterioso cruce entre un estornudo y un tiburón, es finalmente encontrado y perdido para siempre, pero mientras tanto se han formado muchos vínculos dentro de la desigual tripulación, y cada miembro ha aprendido mucho sobre sí mismo, sobre los demás y, por supuesto, sobre el Snuali (de una conversación con su amigo Luca Bianco) .

La ciencia y la epistemología contemporáneas , así como la sociología del conocimiento, coinciden en que la realidad no es algo fijo e inmutable. Por lo tanto, al no poder definir adecuadamente el QUÉ, intentan, mediante una forma de autorrecursión, definir el CUÁNDO (¿cuándo empezamos a hacer las cosas de esta manera? ¿cuándo inventamos este método?). Thomas Kuhn es un buen ejemplo, pero también lo es Feyerabend , quien debe retroceder para desmantelar la idea de un Método, la idea que, desde Descartes hasta Morin, nos permite investigar la realidad fenoménica.

Así, la ciencia y la epistemología tienden a depender cada vez más de las herramientas del conocimiento que, de vez en cuando, el hombre tiene a su disposición para explicarlas. Cada civilización y cada período histórico se ha dado una idea de la realidad y ha creído que esta era LA realidad, es decir, la única realidad verdadera y definitiva que nos rodea y nos pertenece.

Ahora, a diferencia del pasado, sabemos que la realidad, sea cual sea, no es fija de una vez por todas ni válida para todos y para siempre.

Sin mencionar a Heisenberg , la realidad —lo que llamamos «realidad», compuesta de datos ciertos, fijos, rígidos e inmutables— no es en absoluto realidad para la física ni para ninguna otra ciencia: lo que desconocemos es mayor que lo que sabemos, y lo poco que sabemos dista mucho de ser cierto, todo lo contrario. El mayor cambio que observo es que, desde hace varias décadas, pero de forma contundente y a veces subterránea (desde los trabajos pioneros de Douglas Hofstadter e incluso antes, de cibernéticos y sociólogos del pasado), la llegada de la teoría de sistemas y la indispensable novedad del principio de autoorganización de los sistemas vivos ha afectado a todos los campos del conocimiento.

Hemos arrancado de sus cimientos la concepción del hombre y de la realidad que se basaba en leyes fijas, en datos definitivamente detectables, en una visión del mundo.

Ahora bien, no es escandaloso, aunque todavía no hayamos explorado en profundidad las consecuencias de esto, que el estudio de los sistemas autoorganizados nos sitúe más allá de la dinámica de dualidad a la que estamos acostumbrados en términos newtonianos, cartesianos y hegelianos (en Occidente, por supuesto) con respecto al mundo.

Lo feo y lo bello, lo verdadero y lo falso, la vida y la muerte, el orden y el desorden, la información y el ruido, e incluso lo real y lo virtual, son antítesis sobre las que se construyó la dialéctica binaria de la ciencia clásica. Ahora bien, estos polos opuestos y antitéticos resultan cruciales si los recirculamos en forma dialógica.

La innovación que nos permitiría ir más allá de la mera historicización de la ciencia y construir una nueva ciencia es, por lo tanto, la de la conexión, de un holismo no ingenuo, de una visión ecosistémica y global de los fenómenos, sin perder su especificidad, a pesar de su carácter elusivo. El Ding an Sich de Kant, la cosa en sí, no se puede describir excepto en un flujo de relaciones y bucles de retroalimentación.

La verdadera revolución sería llevar esta conciencia, que la ciencia ha adquirido, al nivel de la vida cotidiana, al complejo mundo de comunicaciones y retroalimentación continua en el que estamos inmersos, en búsqueda de comprensión.

Podríamos encontrarnos en el terreno común de construir un diálogo entre las personas, con su bagaje de creencias e historias, narrativas de sí mismas y del mundo, sabiendo que la realidad consensuada es una ilusión necesaria. La importancia absoluta de reconocer la epistemología del Otro y de nosotros mismos es evidente: comprender, orientarnos, actuar para mirar nuestros propios bloqueos con nuevos ojos y actuar, construyendo una microcultura personal que funcione, en unión y no en oposición con el mundo exterior, para sentar las bases de una comprensión profunda de nuestro ser en el mundo y gestionar el cambio.

Marco Bertone

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1 comentario

Bellissimo articolo. Divulgativo, approfondito nella maniera ideale per un blog, pieno di consapevolezza. È arrivato il momento di sviluppare e di accettare una nuova epistemologia. E, quando saremo in grado di accettarla, si arriverà a un nuovo paradigma eto-onto-epistemologico (per citare la Barad). Da una sana epistemologia del genere non può che derivare una metafisica delle relazioni. Complimenti davvero

Anonymous

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