Espiritualidad y Conciencia: la novela como herramienta de conocimiento.
Paola MarchiUna búsqueda en internet sobre los orígenes de la novela revela que no existe una fecha precisa; la novela es tan antigua como el hombre. Hay ejemplos que se remontan a la literatura egipcia (las aventuras de Sinué, por ejemplo), a la india (las famosísimas "Las mil y una noches") y muchos otros.
En el diccionario Treccani se encuentra la siguiente definición de novela: narración breve, generalmente en prosa, de un hecho ya sea histórico, real o totalmente imaginario.
Personalmente, lo que me fascina de la novela no es tanto su fenomenología, es decir, la forma en que se manifiesta, sino el mensaje que transmite en términos de espiritualidad y consciencia . La historia del nacimiento de la novela, la diferencia entre novela y cuento de hadas, la clasificación de los tipos, se la dejo a los profesores que enseñan en las universidades.
Lo que me interesa es la gran oportunidad que ofrece la novela para aumentar nuestro grado de conocimiento y, por lo tanto, de conciencia.
En este sentido, los relatos pertenecientes a la tradición sufí ofrecen posibilidades inimaginables.
Dentro de la tradición religiosa islámica, el sufismo constituye la punta de lanza de una espiritualidad que va más allá, trasciende las barreras religiosas y accede a contenidos que pertenecen a todos, contenidos impersonales.
Los cuentos sufíes son relatos que tradicionalmente se han transmitido de forma oral.
Lo que me llamó la atención de inmediato fue el hecho de que muchas de ellas se encuentran hoy en día en ciertos chistes. Esto es interesante.
El chiste, cuando es un ingenioso juego de palabras, tiene la misma función que la novela sufí: provocar un shock, abrir un pequeño espacio en la percepción de la realidad, para permitir que la consciencia se abra paso.
La condición en la que ordinariamente vivimos, de hecho, es una condición de cerramiento: nuestros pensamientos, nuestras creencias, nuestra manera de percibir la vida, constituyen nuestra realidad, pero no es La realidad. No podemos tener idea de qué es real ni de las infinitas posibilidades que tenemos, simplemente porque ni siquiera las concebimos. Somos incapaces incluso de permitirnos pensar que existe una posibilidad diferente a lo que vemos.
Este mecanismo, implacable y que afecta a todos, es hábilmente explotado por quienes detentan el poder sobre la información. Es algo ya sabido y bastante banal que los noticieros, los periódicos y la televisión en general no hacen más que difundir malas noticias: muerte, guerra, enfermedades, epidemias, catástrofes, etc.
Todas estas sugestiones, que llegan pasivamente a nuestra conciencia, no hacen más que infligir golpes mortales a la parte que debería tener la energía adecuada para ver también otras cosas, para ver las posibilidades que existen a pesar de todo, detrás del velo de muerte y sufrimiento que se nos ofrece diariamente dondequiera que miremos.
No nos engañemos, sin una visión optimista no se puede esperar emprender nada eficaz. Un optimismo que nace de la toma de conciencia de la dramaticidad de la condición humana, un optimismo como elección consciente, un optimismo como respuesta a un mundo que se está cerrando sobre sí mismo, a una sociedad que está terminando aplastada por el peso de sus culpas. Existen, de hecho, leyes ineludibles, ante las cuales las quejas no sirven para nada, salvo para empeorar la situación. La única manera de poder esperar salir de este mecanismo, que lleva a una verdadera muerte en vida, es crear una apertura. Es en este punto donde el valor del cuento de hadas alcanza su más alta función.
Crear una pequeña abertura, aparentemente insignificante. Una semilla de luz arrojada a la oscuridad de la conciencia...
Por eso nació en mí la idea de dirigirme a los niños. Los niños somos nosotros, mañana. Se habla mucho de futuro, de protección, pero en concreto, la verdad es que los niños están abandonados a su suerte, dentro de una realidad que les pertenece más a ellos que a nosotros y nos lo demuestran cada vez que cogen una tableta en la mano. Aislarles por completo no es posible, las decisiones radicales en mi opinión nunca son deseables; pero tampoco podemos entregarlos pasivamente a un monstruo, frente al cual no tenemos alternativas que ofrecer.
La importancia de la alternativa lo es todo.
El libro Las Nueve Novelas Sufíes , ilustrado para niños, pretende ser mi pequeña contribución a la cadena de quienes, ante el desastre general, se han remangado las mangas y están intentando hacer algo útil.
Como dice Gianni Rodari:
"Creo que los cuentos de hadas, tanto los antiguos como los nuevos, pueden contribuir a educar la mente."
Paola Marchi















































